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miércoles, 20 de mayo de 2009

Museo Fernández Blanco - inauguración


(Buenos Aires)

Recuperación de la Capilla del Palacio Noel
Inauguración nueva sala de exhibición del patrimonio permanente






La restauración de la Capilla Noel

Cuando en el año 1920, el arquitecto Martín Noel diseñó y construyó esta residencia, destinó este espacio para su estudio y, en su intento por recuperar las tradiciones coloniales, se inspiró en las pequeñas iglesias y oratorios que solían estar adosados a las casas principales de los encomenderos. Es por eso que lo que fuera su estudio y sala de estar describe una capilla de una sola nave, con ábside y coro al cual se asciende por una escalera cuya baranda es réplica de la del púlpito de la Catedral de Jujuy.

En el año 2006 se decidió restaurar este sector de la residencia, comenzando con la recuperación de los yesos, el solado y los sistemas pluviales y de drenaje. Esta primera etapa estuvo a cargo de la Dirección General de Infraestructura del Ministerio de Cultura, fue dirigida por la arq. María del Carmen Bourel e inaugurada en 2007, colaborando con nuestro museo en esta tarea, la arquitecta Mara Martínez de la Dirección General de Museos.

En una segunda etapa, que finalizó en marzo de 2009, se procedió a la reposición de los faltantes históricos del zócalo de cerámica de Talavera como parte del Programa de Estética Urbana, dependiente del mismo ministerio, y bajo la coordinación de Adriana Vallejo y la realización de Carlota Cairo y José Rueda.

El último tramo de la recuperación del espacio que hoy se presenta al público implicó su replanteo definitivo como capilla, sala de conciertos y conferencias.
Con tal objeto, el equipo de conservación y restauración del Museo Fernández Blanco, liderado por Fabián Pieruzzini, restauró las imágenes y mobiliario de origen rioplatense, altoperuano y cusqueño del siglo XVIII que forman parte del altar y la serie de pinturas flamencas del siglo XVII sobre la vida de la Virgen.

Los retablos, una porción del cielo en la tierra

Los templos cristianos desde una pequeña capilla hasta las grandes basílicas procuran ser un reflejo material de la Gloria de los cielos.
El espacio arquitectónico se organiza en función de un punto neurálgico al que fugan todos los ejes: el altar. El centro del altar es el sagrario por encima de la mesa del sacrificio o ara, en él se aloja el Santísimo, lo más sagrado, el cuerpo y la sangre de Cristo. En torno al Santísimo se despliega el retablo. El retablo es un mueble de características arquitectónicas encargado de jerarquizar y ordenar un programa de devoción.

En torno al Santísimo se despliega el retablo. El retablo es un mueble de características arquitectónicas encargado de jerarquizar y ordenar un programa de devoción.
La imagen tutelar de este retablo es la del Buen Pastor, proveniente de un altar lateral de la iglesia de Santo Domingo de Buenos Aires, erigido en 1799. Esta talla realizada, posiblemente, unos años antes, responde por su técnica y estilo al círculo del maestro estaturio Esteban Sampzon, de origen filipino, actuante en el convento de santo Domingo entre las décadas de 1780 y 1790.
Ubicados en las hornacinas de las calles laterales, encontramos dos santos de la orden dominica: a la izquierda, una talla de san Gonzalo de Amarante de factura portuguesa y, a la derecha, otra de san Jacinto de Polonia realizada en Buenos Aires. Ambas imágenes provienen de un antiguo altar dedicado a santa Rosa de Lima, en el convento de Santo Domingo de Santa Fe.

Una serie flamenca de la vida de la Virgen

Durante los primeros siglos de dominación española fue sistemático el envío de grabados y pinturas desde Flandes hacia los reinos americanos. En la ciudad de Amberes existían talleres cuya producción seriada tenía como único objetivo el comercio de ultramar. Por esta razón, no es extraordinario que podamos hallar cuadros flamencos en zonas tan marginales para los siglos XVII y XVIII como lo eran el Tucumán y el Río de la Plata. Una de las producciones más habituales, acorde con los gustos y las necesidades didáctico-devocionales de la época, eran las series de cuadros que desarrollaban escenas de la vida de Jesús, de la Virgen y de los santos. Una de ellas, realizada a mediados del siglo XVII, dedicada a la Virgen y compuesta por doce telas, se hallaba hacia 1788 en la iglesia de la Merced de Buenos Aires.
En 1894, cuando muchas iglesias coloniales habían sufrido grandes reformas según los criterios propios del eclecticismo, la iglesia de la Merced fue transformada en una basílica neorenacentista. Seis de las doce telas flamencas dedicadas a la vida de la Virgen fueron trasladas al convento de Santo Domingo. Durante los incendios de 1955 el cuadro que representaba la Asunción fue destruido. Quince años después, el Museo Fernández Blanco, a instancias de su director, el profesor Héctor Schenone, adquirió al convento los cinco cuadros restantes: La Natividad de la Virgen, la Presentación en el templo, la Visitación, la Huída a Egipto y el Tránsito o Dormición.
Hoy se exhiben, recientemente restaurados, cuatro de estos cuadros como testimonio de este magnífico legado colonial.
Curaduría:
Patricio López Méndez / Gustavo Tudisco

Conservación y Restauración:
Fabián Pieruzzini

Apertura:
viernes 29 de mayo
19:30 horas

Museo de Arte Hispanoamericano
Isaac Fernández Blanco
Palacio Noel - Suipacha 1422 / tel. 4327-0228
mifb_prensa@buenosaires.gov.ar

Martes a viernes de 14 a 19
sábados y domingos de 11 a 19
Entrada general $1 / Jueves Gratis

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