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sábado, 17 de diciembre de 2011

REFLEXIÓN: FLORES

















Araceli Otamendi (c) Flavia Cosma



(Buenos Aires)



Cuando era chica, una monja, en las clases de religión, en la escuela nos pidió que dibujáramos
flores por cada buena acción que hacíamos. Teníamos una libreta, pequeña adonde había que dibujar las flores. De más está decir, que me entusiasmé con la virtuosa propuesta y dibujé más flores, de muchos colores, que todas las especies que podía haber visto en mi vida. Y eso que era una vida de provincia, con jardín, patio y mascotas. Donde sembrábamos semillas y crecían plantas con flores enseguida. Mi padre se sorprendió por la cantidad de flores pintadas y la libreta, no sé qué explicación le dí, si es que le dí alguna.
Lo cierto es que el otro día encontré la libreta y estuve mirándola un buen tiempo, todas esas flores sin ninguna otra anotación, más que las pinturas. Y me dije: ¡qué bueno! cómo quisiera ser siempre así, cuando tenía esa edad y dibujaba esas flores, llenas de buenas intenciones, como cuando Picasso decía que había tardado toda su vida en aprender a dibujar como un niño. Yo quisiera escribir como un niño, aunque tardara toda mi vida en hacerlo.



(c)Araceli Otamendi

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